Parece sencillo de explicar, pero no lo es. ¿Por qué nos empeñamos en simular que somos felices ante los demás cuando, en realidad, la postergamos y ocultamos para nuestros momentos intimidad? Aun compartiendo momentos realmente maravillosos con otras personas, la verdadera felicidad se siente en soledad, recordando y saboreando lo ocurrido como si fuera un dulcísimo caramelo. Pesimismo, podrán pensar algunos al leer esto. Nada más lejos de la realidad. Simple y llanamente, es el efecto del tiempo. Como dice Clarice Lispector, "el tiempo que quieras" es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede tener la osadía de querer.
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