miércoles, 4 de agosto de 2010

Pero ¿a qué velocidad se mueve la Tierra?

Las preguntas sobre a qué velocidad se mueve la Tierra (o cualquier otra cosa) son incompletas a menos que se añada en relación con qué. Sin un sistema de referencia, los interrogantes sobre movimiento no se pueden responder de manera completa.

Consideremos el movimiento de la superficie de la Tierra respecto del centro del planeta. La Tierra completa una rotación cada 23 horas, 56 minutos y 4,09053 segundos, y tiene una circunferencia de 40.075 kilómetros. Por tanto, la superficie de la Tierra en el ecuador se mueve a una velocidad de 460 metros por segundo (unos 1.700 kilómetros por hora).

En la infancia aprendimos que la Tierra gira alrededor del Sol en una orbita casi circular. Cubre este recorrido a una velocidad de casi 30 kilómetros por segundo (más de 100.000 kilómetros por hora). Además, el sistema solar (incluida la Tierra y todo lo que contiene) orbita alrededor de la Galaxia a unos 2.700 kilómetros por segundo (800.000 kilómetros por hora). A medida que se consideran escalas espaciales mayores, las velocidades implicadas se tornan ¡absolutamente colosales!

Las galaxias de nuestros alrededores también se precipitan a una velocidad de casi 1.000 kilómetros por segundo hacia una estructura llamada el Gran Atractor, una región del espacio que dista de nosotros unos 150 millones de años-luz (un año-luz equivale a 10 billones de kilómetros). Este Gran Atractor, con una masa de 10.000 billones la masa del Sol y una extensión de 500 millones de años-luz, esta compuesto tanto por materia visible que se puede observar como por la denominada materia oscura, que no se ve.

Cada uno de los movimientos recién descritos se menciona en relación con alguna estructura. Nuestro desplazamiento alrededor del Sol esta relacionado con el Sol, mientras que el desplazamiento del grupo local de galaxias se da en relación con el Gran Atractor. De ello surge el interrogante: ¿existe algún marco de referencia que permita definir en relación con él el movimiento de todas las cosas? La respuesta pudo haberla dado el satélite COBE (Cosmic Background Explorer, “Explorador del Fondo Cósmico”).

En 1989 se situó el satélite COBE en orbita alrededor de la Tierra (¡la Tierra vuelve a ser el punto de referencia!) para medir el debilitadísimo eco de radiación que dejo el nacimiento del universo. Esta radiación, la que queda de aquella bola de fuego primordial con una temperatura y densidad inmensas que fue el universo temprano, se conoce como radiación cósmica de fondo de microondas (RCF). Esta RCF, que en la actualidad se extiende por todo el espacio, es el equivalente al rescoldo del fuego cósmico inicial.

Uno de los descubrimientos del COBE fue que la Tierra se mueve con respecto a esta RCF a una velocidad y una dirección bien definidas. Como RCF impregna todo el espacio, al fin podemos responder por completo la pregunta inicial si se toma como referencia este fondo de radiación.

La Tierra se mueve con respecto a la RCF a una velocidad de 390 kilómetros por segundo. Asimismo podemos especificar la dirección en relación con la RCF. Pero es más divertido alzar la mirada el firmamento nocturno y buscar la constelación de Leo. La Tierra se desplaza hacia Leo a la vertiginosa velocidad de 390 kilómetros por segundo. ¡Por suerte no chocaremos contra nada ahí afuera durante el intervalo temporal de nuestras vidas!

Rhett Herman, profesor de Física, Universidad de Radford, Radford, Virginia.

Cuestiones curiosas de ciencia. Scientific American. Alianza Editorial, edición de 2006.

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