domingo, 20 de marzo de 2011

Debates sobre ciencia


Saber con certeza qué es ciencia y que no ha sido algo sobre lo que se ha debatido con vigor desde siglos pretéritos por científicos, filósofos, historiadores y otras partes interesadas. Todavía no se ha llegado a un consenso general, aunque sí existen varias concepciones de la ciencia que han conseguido un fuerte apoyo.

1) Un punto de vista sostiene que la ciencia es el esquema de conducta por el que los humanos han conseguido el control sobre el entorno. Así pues, la ciencia está asociada con las ciencias tradicionales y con la tecnología, y se considera que los pueblos prehistóricos contribuyeron al crecimiento de la ciencia cuando aprendieron cómo trabajar los metales o se dedicaron con mayor o menor éxito a la agricultura.
2) Una opinión alternativa distingue entre ciencia y tecnología: ciencia sería el cuerpo de conocimientos teóricos, la tecnología sería la aplicación del conocimiento teórico para la solución de problemas prácticos. Desde esta perspectiva, la tecnología de la construcción y diseño del automóvil tiene que distinguirse de la mecánica teórica, la aerodinámica y las otras disciplinas teóricas que la guían. Y sólo deben contarse como “ciencias” las disciplinas teóricas. Los que adoptan este enfoque, generalmente están dispuestos a admitir que todas las teorías (independientemente de su carácter o contenido) son científicas. Para tales personas la tarea de la definición apenas a empezado. Si quieren excluir ciertas clases de teorías, deben proponer criterios con los que juzgar una teoría científica y otra no científica.
3) Por esto se volvió muy popular definirla por la forma de sus enunciados: universales, legaliformes, preferiblemente expresados en el lenguaje de las matemáticas. Así, la ley de Boyle (formulada por Robert Boyle en el siglo XVII) afirma que la presión en un gas es inversamente proporcional a su volumen si todo lo demás permanece constante.
4) Si éste parece un criterio demasiado restrictivo, en vez de esto, la ciencia puede ser definida por su metodología. En este caso la ciencia se asocia con un conjunto particular de procedimientos, usualmente experimentales, para explorar los secretos de la naturaleza y confirmar o descartar teorías sobre su conducta. Por lo tanto, una afirmación es científica si y solo si tiene un fundamento experimental.
5) Una definición de este tipo, a su vez, produce fácilmente intentos de definir la ciencia por su estatus epistemológico (esto es, el tipo de garantía que se afirma que poseen sus afirmaciones) o incluso la tenacidad con la que sus practicantes sostienen sus doctrinas. Como dijo Bertrand Russell: “no es lo que el hombre de ciencia cree lo que le distingue, sino cómo y por qué lo cree. Sus creencias son tentativas, no dogmaticas; están basadas en la evidencia, no en la autoridad o en la intuición”. Desde este punto de vista, la ciencia es un modo privilegiado de conocer y de justificar el conocimiento de uno.
6) En muchos contextos, la ciencia se define no por su metodología o por su estatus epistemológico, sino por su contenido. De este modo, la ciencia es un conjunto particular de creencias sobre la naturaleza, más o menos lo enseñado actualmente de la física, la biología, la geología y similares. Según este test, la creencia en la alquimia, la astrología, y la parapsicología es no científica.
7) Los términos “ciencia” y “científico” se aplican a menudo a todo procedimiento o creencia caracterizado por el rigor, la precisión o la objetividad. Según este uso, Sherlock Holmes adoptaba un enfoque científico para la investigación del crimen.
8) Y por último, “ciencia” y “científico” frecuentemente son empleados simplemente como términos generales de aprobación, epítetos que asociamos a lo que sea que queramos aplaudir.

En definitiva, este breve e incompleto repaso (Los inicios de la ciencia occidental, David C. Lindberg, 1992) demuestra que existen diferentes formas de entender la “ciencia”, y cada uno de estos significados es una convención aceptada por una comunidad de tamaño determinable, que es improbable que renuncie a su uso favorito sin lucha. La lexicografía debe aplicarse como un arte descriptivo y no prescriptivo, por eso debemos aceptar que el término “ciencia” tiene distintos significados, y todos ellos son legítimos.

Mal nos pese (a mí el primero, sobre todo leyendo y oyendo ciertas opiniones y posturas científicas), a veces elegimos a nuestra conveniencia lo que es científico y lo que no, en función de nuestras preconcepciones, prejuicios, intereses, o por clasismo, por ignorancia o arrogancia. Por eso, al enfrentarme ante cualquier “debate científico”, creo que lo más oportuno es poner sobre la mesa primero lo que entendemos por ciencia y lo que no. Tal vez terminemos dándonos cuenta de que el único problema es que, a veces, hablamos lenguajes diferentes.

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