Los hombres somos más inteligentes que las mujeres (pero sólo porque somos más altos), según Satoshi Kanazawa

Aunque no siempre el más bajito es el más tonto…

El titular de este artículo es de los que incitan a la lapidación y al escarnio público del autor así que voy a matizarlo cuanto antes: los hombres son, de media, más inteligentes que las mujeres pero una vez se descuenta el factor altura, las mujeres son más inteligentes que los hombres. Tablas, por tanto. La conclusión es del psicólogo evolutivo, Satoshi Kanazawa, que suele llegar a hallazgos políticamente incorrectos, como que los vegetarianos son más inteligentes que los omnívoros (sí, es cierto), que los guapos tienen más hijas o que los noctámbulos son más inteligentes que los madrugadores.

En el caso de la relación entre el género y la inteligencia, Kanazawa se topó con una paradoja: las niñas son más inteligentes que los niños y así sucede hasta aproximadamente los 16 años, en que cambian las tornas y los niños (ya casi hombres) empiezan a puntuar más alto en los test de inteligencia (nota: los datos en los que se basa Kanazawa se refieren al Cociente Intelectual y están tomados del National Child Development Study británico, la colección de datos más amplia y precisa del mundo en su categoría).

Como es bien sabido, las chicas se desarrollan antes que los chicos, unos dos años antes, y hasta la llegada de la pubertad este desarrollo prematuro se aprecia tanto en la inteligencia como en la estatura. Por tanto, el C.I. de una niña de 10 años es similar, de media, al de un niño de 12 años.

Una vez alcanzada la edad adulta, las estadísticas nacionales (aquí Kanazawa enarbola datos de España, Dinamarca y EEUU) muestran que los hombres aventajan a las mujeres entre 3 y 5 puntos de C.I. La explicación ortodoxa durante el siglo XX fue que “hombres y mujeres tenían la misma inteligencia, pero los hombres tenían mayor variación en su distribución, de modo que había más genios y más imbéciles en el sexo masculino”. Pero Kanawaza es un heterodoxo, así que buscó una explicación más acorde con los datos obtenidos: los hombres y las mujeres NO tienen la misma inteligencia. Junto con Diane Reyniers llevó a cabo un estudio: “El papel de la altura en la diferencia de sexo en la inteligencia” [.pdf].

La asombrosa conclusión no es que los hombres fueran más inteligentes que las mujeres sino que, simplemente, las personas más altas tienen un C.I. mayor. Concretamente, 0,4 puntos por pulgada (0,16 puntos por centímetro). El análisis estadístico demostró, además, que la estatura tiene una incidencia en la inteligencia tres veces mayor que el sexo, y mucho más que la salud, la edad, la raza, la educación, el atractivo físico o los ingresos de los sujetos estudiados.

Aunque se ignora las causas de la correlación entre altura e inteligencia se barajan dos grandes posibilidades: 1. Las personas más altas tienen cabezas más altas y por tanto cerebros más grandes, y 2. Una mayor altura denota un mayor estatus nutricional y, por tanto, mejor salud física y mental durante el desarrollo.

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