jueves, 7 de octubre de 2010

Cómo los laboratorios convencen a los médicos para que receten sus productos

Que los llamados visitadores médicos mantienen estrecha relación con los galenos es bien sabido pero hasta qué punto es así no suele poder plasmarse fácilmente. Pues bien, la práctica de "alquilar" su voluntad está diseñada y promovida por los departamentos de marketing. Regalos, invitaciones a servicios de lujo y sobres con dinero que se intercambian por determinado número de recetas son parte del arsenal que los visitadores médicos utilizan. Una práctica prohibida que se viola una y otra vez impunemente con argucias.

La industria farmacéutica siempre ha buscado la "colaboración" de los médicos para intentar aumentar sus beneficios. Una práctica muy extendida que se conoce en España como taruguear y consiste en ofrecerles regalos, viajes, privilegios o directamente dinero si recetan sus productos. El tarugueo tiene un lenguaje propio y discreto. A pesar de que es ilegal. Así lo recoge expresamente la Ley 29/2006, de 26 de julio, de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios recogiendo claramente que "se prohíbe el ofrecimiento directo o indirecto de cualquier tipo de incentivo, bonificaciones, descuentos, primas u obsequios por parte de quien tenga intereses directos o indirectos en la producción, fabricación y comercialización de medicamentos a los profesionales sanitarios implicados en el ciclo de prescripción, dispensación y administración de medicamentos o a sus parientes y personas de su convivencia. Esta prohibición será asimismo de aplicación cuando el ofrecimiento se realice a profesionales sanitarios que prescriban productos sanitarios".

La ley recogía así lo indicado en la Directiva Europea 2001/83/CE según la cual "no debe permitirse otorgar, ofrecer o prometer a las personas facultadas para prescribir o dispensar medicamentos, en el marco de la promoción de los mismos, primas económicas o regalos en especie". Luego tanto la ley española como la directiva europea dejan sin efecto lo interesadamente regulado por el Real Decreto 1416/1994, de 25 de junio, norma de rango inferior que sí permitía las "atenciones promocionales" aunque matizando que debían tener "un valor insignificante" y ser "irrelevantes para la práctica de la medicina o la farmacia" (art. 17).

Sin embargo, este decreto está implícitamente derogado y hoy no puede seguir ofreciéndose a los médicos regalos o incentivos de ningún tipo o cuantía. Es ilegal. Sin embargo, como es vox populi, se sigue haciendo de forma habitual. La mayoría de los grandes laboratorios farmacéuticos sigue seduciendo a los médicos para que receten sus productos solo que en muy pocas ocasiones se puede demostrar documentalmente ya que quienes trabajan en ellos se ocupan de no firmar ni sellar los escritos que hacen circular y quienes obedecen esas órdenes no tienen obviamente intención de auto incriminarse en un presunto delito. Con lo que la corrupción en el sector es enorme.

Ahora bien, si las pruebas concretas de esta corrupción son difíciles de obtener por los medios de comunicación y los jueces es porque ni las autoridades, ni los inspectores sanitarios, ni los colegios médicos, ni las fuerzas de seguridad del Estado actúan. Todos hacen la vista gorda.

¿CÓMO SE CAPTA A UN MÉDICO?

El proceso de seducción de un médico es similar en casi todos los laboratorios que aún utilizan esta práctica (ya no la efectúan todos). En el caso que nos ocupa se denomina Procedimiento de inversiones. El sistema, de conocimiento exclusivamente interno, ofrece la "línea de actuación" a sus "delegados" -es decir, a los visitadores médicos de la compañía- con profusión de detalles.

En suma, hay medicamentos que requieren más "inversión promocional" pues son menos conocidos. Por eso, se dividen los fármacos en dos categorías: la de los fármacos más baratos y ya conocidos por los médicos y el público, y la de los más caros y menos populares pero de mayor volumen de facturación potencial.

En cuanto a la estrategia para "convencer" a los médicos, pasa por repartir el presupuesto para primas de tres maneras: invertirlo en relaciones públicas, en Acciones Especiales con Central y en Acciones Especiales con Gerente de zona. Así pues, "AA.EE.", en la clave de esta empresa, significa Acciones Especiales y se refiere a los acuerdos a los que los visitadores llegan con los médicos de recetar tantos lotes de tal tratamiento a cambio de tanto dinero o tal regalo.

Obviamente, para tener control en todo momento de en qué gastan realmente el dinero sus empleados del departamento de marketing, la compañía indica que para las relaciones públicas "se deben pasar a través de nota de gastos comidas, cafés, invitaciones y atenciones para el personal sanitario (de poco valor), siempre y cuando no exceda los 100 euros por concepto en el caso de las comidas o invitaciones y de 19 euros en el caso de las atenciones y/o detalles".

Siguiendo este sistema de trabajo los visitadores disponen del dinero para emplearlo como quieran. Luego, una vez convencido el médico, es otra persona de la compañía la que coordina esa petición y la entrega del importe: "Os comunicamos que la persona que va a tramitar y gestionar vuestras solicitudes es A.G.". Esta persona comprueba que la operación se ha realizado efectivamente y es entonces cuando facilita el importe al visitador para que éste se lo entregue al médico.

Normalmente la operación se aprueba pasado algún tiempo, cuando se comprueba que el medicamento se receta más y que, por tanto, la operación de tarugueo ha sido efectiva. Entonces el gerente da el dinero y se le entrega al profesional sanitario que ha cumplido el trato. Al delegado le interesa que se cumpla el acuerdo".

Estas prácticas son ilegales hoy pero lo eran también durante los años en que se produjeron porque las prohibía la Ley 25/1990, de 20 de diciembre, del Medicamento. Esta norma, en su capítulo II, artículo 86, párrafo segundo, dice: "Los medios de información y promoción utilizados como soporte, ya sean escritos, audiovisuales o de otra naturaleza, tendrán carácter básicamente científico y estarán dirigidos y se distribuirán con exclusividad a profesionales sanitarios". Y en su capítulo cuarto la ley vuelve a remarcar el "carácter científico" de la promoción: "Los premios, becas, contribuciones y subvenciones a reuniones, congresos, viajes de estudio y actos similares donados por cualesquiera personas relacionadas con la fabricación, elaboración, distribución y dispensación de medicamentos se aplicarán exclusivamente a actividades de índole científica cuando sus destinatarios sean facultativos en ejercicio clínico o las entidades en que se asocian".

En suma, los obsequios a los médicos por parte de la industria farmacéutica estaban entonces regulados, no prohibidos. Solo que la ley se incumplía -y se incumple- de manera habitual. Porque se les puede "ayudar" con becas, contribuciones y subvenciones a reuniones, congresos, viajes de estudio y actos similares... pero también con billetes de avión, barco o tren, bono-cheques para hoteles, restaurantes o coches, cheques-gasolina, cheques-regalo, etc., en lugar de dinero en metálico. Hecha la ley, hecha la trampa.


Por otro lado, el ambiente de trabajo entre los visitadores es muy tenso. Competencia manda, también entre compañeros. Son los gajes del trabajo por objetivos.

Las compañías farmacéuticas alegan que toda empresa beneficia a los trabajadores que cumplen los objetivos que les marcan. Y que cuando los visitadores hacen bien su "trabajo" es motivo de regocijo lo demuestra que muchas farmacéuticas llegan a pagar pagas extras de importancia. Cantidades de 3.000 euros cada dos meses son habituales. Así que con semejantes cantidades extraordinarias de dinero podemos hacernos una idea de lo que puede llegar a ganar un visitador medio. Un dinero que se utiliza, se diga lo que se diga, para alquilar voluntades sin reparar en los "efectos colaterales" que provoca una dispensación irracional e interesada de fármacos entre la población.

Evidentemente las empresas procuran disfrazar esas "comisiones".

DINERO NEGRO

En suma, todo el mundo en el sector sabe que las prácticas que estamos describiendo se consideran fundamentales para conseguir los altos beneficios que obtienen la mayor parte de los laboratorios farmacéuticos cuyo margen de ganancias neto anual se sitúa en torno al 17%, cifra muy por encima del 3 ó 4% de beneficio que obtienen las multinacionales más conocidas en otros ámbitos.

Llegados a este punto debo decirle al lector no versado que los visitadores médicos son, hoy por hoy, la primera fuente de "información" de los médicos. Por delante de las revistas especializadas del sector.

"TARUGUEO" A GRAN ESCALA

El "tarugueo", como podemos comprobar, se ha convertido en suma en una práctica cotidiana en nuestro sistema sanitario pese a estar prohibido -que no perseguido ya que nadie se ocupa de ello- hasta por las normas de regulación que se auto impone Farmaindustria. De hecho ésta dispone de un Código Deontológico que llega a establecer sanciones -que en realidad son más bien simbólicas- para las compañías asociadas a la misma que contravengan la ética en la promoción.

El Secretario del Colegio de Médicos de Asturias, Ángel García Prieto, denunció hace ya años la práctica del "tarugueo" pero la Policía española jamás ha investigado el tema ni ha hecho una "redada" masiva de médicos y visitadores como sí han tenido lugar en otros países. Es el caso de Italia donde los carabinieri, tras investigar a algunos empleados de GlaxoSmithKline (GSK) -una de las multinacionales farmacéuticas más importantes del mundo-, llegó a detener a centenares de profesionales que terminaron siendo procesados "por incentivar la prescripción de fármacos".

La policía italiana descubrió la concesión de comisiones ilegales y regalos a miles de médicos italianos por parte de GlaxoSmithKline como "premio" por recetar sus productos a los pacientes. Y nada menos que 4.713 personas fueron procesadas acusadas de pertenecer a una red encargada de favorecer la venta de los productos GSK. El trato "personalísimo" entre promotores de ventas y doctores incluía becas para sus hijos, ingresos bancarios "fortuitos" o viajes a parajes exóticos de India o Brasil.

El asunto fue tan escandaloso que la propia multinacional reconocería los hechos en un comunicado público. Sin embargo, Carlos Galdón, presidente entonces de GlaxoSmithKline en España, explicaría que "en una empresa donde trabajan casi 100.000 personas en todo el mundo puede ocurrir que algunas de ellas no ejerzan o cumplan con sus obligaciones de una manera ética". Agregando que en GlaxoSmithKline existe "un código ético muy exigente". La misma respuesta que ofreció Giuseppe Recchia como portavoz de la compañía en Italia afirmando que sus promociones "se realizan de acuerdo con el código ético de la empresa y las normas legales de los países en los que opera". Vamos, que intentan hacer creer a la gente que una empresa puede invertir una auténtica millonada en sobornar a miles de personas... sin que sus directivos se enteren. Especialmente cuando todo el sistema de comisiones y regalos estaba controlado por un sistema informático conocido con la clave de Giove en el que quedaba registrado el "rendimiento" de cada facultativo y se establecía la "importancia del premio'". De hecho, Giove dio nombre a la operación policial y judicial que fue dirigida por el Fiscal Jefe de la República de Verona, Guido Papalia.

Y, por cierto, ¿cómo irá ese proceso? No se han vuelto a tener noticias del caso. Sin comentarios.

En Estados Unidos el Fiscal de Nueva York, Eliot Spitzer, demandó a los laboratorios Pharmacia y GlaxoSmithKline por presuntos acuerdos ilegales con médicos en la venta de fármacos. La Fiscalía acusó a las dos compañías de sobornar a médicos para que prescribieran sus fármacos anticancerígenos y así aumentaran los reembolsos en los programas de cobertura sanitaria de la Administración. Varios meses antes otro fiscal, esta vez alemán, relacionó a 1.600 médicos de su país con la obtención de importantes regalos de GlaxoSmithKline. Y se sospechaba que otros 5.000 podían estar igualmente implicados.

Agregaré, para terminar, que más de 380 visitadores médicos de SmithKlineBeecham fueron acusados también de soborno. Y las empresas, de nuevo, reconocieron los hechos asegurando que estaban cooperando con la investigación... ¿Usted se lo cree?


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