viernes, 7 de mayo de 2010

Leonardo da Vinci


Grandísimos dones se ven llover muchas veces desde los influjos celestes sobre los cuerpos humanos de forma natural, y a veces, de manera sobrenatural, reunirse extraordinariamente en un único cuerpo belleza, gracia y virtud de tal forma que, doquiera se dirija tal individuo, cada una de sus acciones es tan divina que, dejando atrás a todos los demás hombres, manifiestamente se dan a conocer (tal y como efectivamente es) como cualidades generosamente otorgadas por Dios, y no adquiridas mediante arte humana alguna. Esto lo vieron los hombres en Leonardo da Vinci, quien aparte de la belleza del cuerpo, nunca suficientemente alabada, poseía una gracia más que infinita en cualquiera de sus actos… […] Tuvo una gran fuerza, unida a destreza, ánimo y un valor siempre regio y magnánimo

Vida de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos
, Giorgio Vasari.

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