Justo antes del último Halloween nos sorprendió la noticia, aparecida en distintos medios (1,2,3),
de que ver cine de terror podía ayudarnos a adelgazar. ¡Qué gran
noticia! Aunque antes de hacer acopio de palomitas y arrebujarte
calentito en el sofá, te recomiendo no dejar muy lejos las zapatillas de
correr, no vayan a habérnosla colado de nuevo con un llamativo titular.
El estudio parece que fue encargado por LoveFilm a un equipo de la Universidad de Westminster y todas las fuentes apuntan a que el primero en publicarlo fue The Telegraph.
Me ha sido imposible encontrar el estudio en sí como publicación
científica, por lo que es probable que se trate de un estudio
“informal”, sin ánimo de ser riguroso como para pasar una revisión por
pares. Pero lo suficientemente llamativo como para acaparar la atención
mediática.
Los únicos datos que han transcendido son que el experimento consistió en hacer visionar diez películas de terror
a diez individuos mientras monitorizaban su pulso, el oxígeno inhalado y
el dióxido de carbono exhalado. Con estos datos se puede calcular de
forma bastante precisa el consumo energético en cada momento y, sumando el consumo durante el tiempo que dura cada película, determinar cuáles representan un mayor consumo.
En la notica se ha vendido la idea, lógica, de que los estados de
tensión, la adrenalina, etc. provocados por una buena peli de terror
aumentan el consumo energético. Ordenando por tanto las películas del experimento de mayor a menor consumo deberíamos obtener una clasificación del “nivel de terror” que provocan en el espectador.
Pues no. Teniendo un mínimo de sentido crítico se
encuentra el “fallo” a esta forma de presentar los resultados del
estudio: ¿dónde se cuenta con el metabolismo basal? El hecho de vivir, sin el más mínimo sobresalto ni esfuerzo implica un consumo constante de energía (por eso necesitamos comer, entre otras cosas…).
Así que sería de esperar que películas más largas impliquen mayor consumo de energía, pero no por ser más terroríficas,
sino simplemente ¡porque estás vivo durante más tiempo! Así que busqué
la duración del top-ten de las películas adelgazantes y representé cada
una como un punto en el plano. Esto obtuve:
Efectivamente, la mayoría caen en una línea recta de manera casi exacta. Ajustando por mínimos cuadráticos, se obtiene la ecuación de esa relación:
Consumo (Kcal) = 0.296 + 1.293 * Duración(mins)
¿Es ese 1,293 kcal por minuto mucho más del consumo basal?
Ya que no conocemos las edades ni pesos de los sujetos del experimento,
podemos estimar el valor de dicho metabolismo para valores inventados
pero más o menos realistas. Los primeros números que me ocurren son:
peso=80kg, altura=175cm y edad=25 años. Usando una de las fórmulas
experimentales que existen obtenemos un consumo de 1858,4 kcal/día, que
convertido a minutos nos da 1,2905 kcal/minuto…. vaya qué cerca del 1,293 del ajuste lineal, ¿no?
Conclusión: que esa mayoría de pelis que caen en una línea recta no
parecen hacernos gastar apenas más calorías de las que de todas maneras
nuestro cuerpo necesita para respirar. Las únicas excepciones son “El proyecto de la bruja de Blair” por muy poquito y, este sí merece mención aparte, la excepcional “El resplandor” de Kubrick.
Esta película sí que demuestra estar fuera de lo normal, aunque tras dos horas de tener el corazón en un puño, habrás conseguido quemar unas 30kcal más que estando tranquilamente sentado… una diferencia equivalente a caminar tan sólo cinco minutos.
Actualización: Tras hacer la gráfica descubrí que existen versiones de “El resplandor” de ~145 minutos de duración. Si fue una de estas la que se usó en el experimento, como muy bien podría ser, la conclusión alternativa sería que ni Kubrick es capaz de librarnos de salir a correr de vez en cuando, y el estudio sería 100% humo.
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