Previamente había escrito acerca de KONY 2012 aquí en relación a la “viralidad” del video,
de cómo llegaron a los 70 millones de visualizaciones en apenas 4 días,
de cómo se convirtió en la campaña de concientización más exitosa de la
historia, de cómo lograron que millones de personas supieran quien es
esta persona y el daño causado. Pero también creó a miles, probablemente millones de revolucionarios de sofá. Personas que sentían que estaban haciendo una real y verdadera diferencia porque:
- Compraron una camiseta de KONY 2012
- Compraron stickers de KONY 2012 para “empapelar la ciudad”
- Compartieron el video en su Facebook
- Compartieron el video en su Twitter
No me malinterpreten, internet como medio de comunicación es
impresionante y supera cualquier realidad imaginada en películas de
ciencia ficción de los ochenta. En conjunto, el movimiento colectivo y
difusión masiva de KONY 2012 es ejemplar y sorprendente.
El problema es creer que hiciste una diferencia en el mundo porque
publicaste un enlace al video en YouTube, es creer que nada será igual
porque adquiriste el starter pack de KONY 2012. El éxito de Invisible Children (creadores de la campaña) fue exactamente aquello que los mató.
Me explico:
Una de las propuestas de la campaña de KONY 2012 era que un día en
particular, 20 de abril, las personas “empapelaran” sus ciudades con
carteles y stickers de la campaña. Según la organización de Invisible Children
se estaban pidiendo tantos paquetes de posters y demás material
promocional que no podían mantener el ritmo, que probablemente a algunas
personas les llegaría tarde el pedido.
Llegó el 20 de abril y no pasó nada, o muy poco. En algunas ciudades
se llegó a ver cosas, pero nada relevante o importante. El evento llegó a
ser tal fiasco que Invisible Children no volvió a mencionar ese día en
particular. ¿Por qué? Los creadores de la campaña “plantaron” y luego
“germinaron” en un grupo de personas que están, supuestamente, listos
para convertirse en un community manager, pero indispuestos a tomar
acciones verdaderas que vayan más alla de leer un texto o ver un video.
Por ese motivo la noche del 20 de abril fue un fracaso. Todos tenían sus
posters de KONY 2012, todos se sintieron que hacían una real diferencia
comprándolos pero el día para usarlos, no pasó mucho. De hecho no pasó
nada importante.
Muchas personas alegan que esto no hace daño, que no hay nada de malo
que las personas se impliquen en el “proceso” siendo simplemente
informadores. El problema es que quienes informan muchas veces se
sienten los liberadores, los salvadores y eso es un problema cuando
llegan momentos o eventos realmente importantes, como lo que está
pasando en Siria y todos esos revolucionarios de sofá ahora están
callados porque no hay una ONG con cineastas y especialistas en
marketing que pueda levantar interés sobre el tema.
No estoy culpando a Invisible Children del aparente
poco interés de la opinión general sobre lo que pasa en Siria. Sí estoy
diciedo que al comunicar que compartir un video en Facebook se está
cambiando el mundo se envía un mensaje tremendamente equivocado y
problemático.
¿Difundir? Sí. ¿Dejar de formular preguntas y querer implicarse más en la problemática social de países pobres? Por favor no.
De la misma forma en que todo lo relacionado con Joseph Kony es mucho
más complicado de explicar que lo que se muestra en ese famoso video de
30 minutos, lo que pasa en Siria, por ejemplo, también. Y si estamos
interesados en el tema es obligación nuestra informarnos, a fondo y no
conformarnos con píldoras de azucar como lo es aquel documental.
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