Si eres una persona inteligente puede que seas noctámbulo y tampoco es improbable que te vuelvas vegetariano. Además, podrás disfrutar durante más tiempo esta exótica mezcla de nocturnidad y vegetarianismo: las personas más inteligentes viven más, como concluyó un masivo metaestudio publicado en la revista Psychological Science in the Public Interest.
Dos son los mecanismos que potencian la asociación entre longevidad e inteligencia. El primero se desencadena en cuanto nacemos: el bebé que nace con bajo peso tiene más probabilidad de enfermarse y ser menos brillante. Igualmente, los niños que nacen en familias más acaudaladas tienen mejor salud y, por tanto, viven más.
Pero si tuviste la fortuna de nacer sano y en buena cuna, tu suerte no ha hecho más que empezar: gracias a tu mayor inteligencia, tus decisiones vitales serán más sabias, serás más consciente respecto a tu cuerpo y tenderás a contraer menos enfermedades. Aquí radica buena parte de tu longevidad extra, según explica el psicólogo Roberto Colom: “Se midió el índice de inteligencia (IQ) con 20 años y 20 años después, la gente menos inteligente tiende a fallecer antes, generalmente contrayendo enfermedades que podría haberse evitado”.
Correlación entre mortalidad a 20 años y puntuación en los test de inteligencia.
Entre los riesgos añadidos que corren las personas con menor índice de inteligencia están una mayor tendencia a sufrir problemas con el alcohol, depresión, ansiedad, demencia y estrés postraumático. También es mayor el riesgo de muerte prematura por suicidio, homicidio o de sufrir heridas en peleas o heridas con objetos punzantes. En términos políticamente incorrectos “la gente estúpida toma decisiones estúpidas”, resume Time. Evidentemente, nadie escoge ser demente o esquizofrénico pero sí fumar o tener prácticas sexuales de riesgo.
El estudio fue realizado entre un millón de suecos, de modo que su validez estadística es incontrovertible, explica Colom. Y si alguien pretende poner en duda la propia validez del Cociente de Inteligencia (CI) como medida de la inteligencia, Colom también tiene la respuesta preparada: “No existe mejor forma de medir la inteligencia que los test de inteligencia”.
(Por cierto, que la inteligencia y la longevidad no siempre van unidas de la misma forma. Parece ser que entre las moscas la relación es inversa: las más tontas viven más. Ello se debe a que la mayor actividad cerebral de las moscas inteligentes les lleva a consumir más rápido su energía vital).
Citado por Ramón Colom durante la conferencia ‘Inteligencia y creatividad’ del congreso de Creatividad y neurociencia cognitiva, organizado por el Instituto de Salud Carlos III.
Más información en Health Land (Time) y Semana.
Extracto del estudio ‘Inteligencia y personalidad como predictores de enfermedad y muerte’, de Deary, Weiss y Batty.
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