Delia Rodríguez | 12 de marzo de 2012
Al grano, que ya se ha dicho mucho sobre el vídeo de Kony 2012:
Kony es el meme de internet intencionado más grande que hemos visto hasta la fecha. El primer gran triunfo de la propaganda memética. Entre la versión de YouTube, la de Vimeo y los vídeos que espontáneamente se han subtitulado pronto cumplirá los 100 millones de visualizaciones. Según Visible Measures, es la campaña de vídeo con el crecimiento más rápido de la historia (ha tardado menos que Susan Boyle, en llegar a los 70 millones de visualizaciones). Más aún: recaudó 5 millones de dólares en las primeras 48 horas. Y no solo el vídeo: también los artículos que han generado en los medios de todo el mundo o las webs creadas como crítica han sufrido un torbellino viral.
Para entenderlo hay que saber que la palabra meme la inventó Richard Dawkins (sí, el señor que ahora anda peleándose con obispos) hace 35 años para nombrar todas aquellas unidades culturales que los humanos nos pasamos el día contagiándonos los unos a los otros. Los refranes, las religiones, las leyendas urbanas y mil cosas más son memes. Con la llegada de internet, la velocidad de contagio se multiplicó y nació un subgénero que, muy adecuadamente, también se llamó memes y del que el fenómeno de "lo viral" es consecuencia. Las fotos de las hijas de Zapatero, la historia de las pirámides de Bisbal o el champú de caballo del Mercadona son virus que utilizaron la red para contagiar nuestras mentes. En general, este mismo blog va sobre ellos. Aunque cada día son más furibundos, sus efectos sobrepasan la red y todo quinceañero de pro maneja su retórica, su funcionamiento sigue siendo bastante desconocido.
Pues bien, el vídeo de Kony está construido para activar cada resorte que hace saltar lo viral y que nos lo pasemos los unos a los otros. Como dice una amiga, es un algoritmo audiovisual calculado para que lo compartas. Por si el propio vídeo no lo dice suficientemente claro ("nada es más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado"), en Good.is le han preguntado a uno de los autores:
"Hemos hecho 10 documentales antes que este, y los hemos mostrado en institutos y universidades desde 2006. Hemos construido una base de apoyo a través de nuestros otros films. Pero la realidad es que trabajamos muy duro e hicimos todos esos vídeos y pusimos tanto esfuerzo en ellos y consiguieron 3.000 visitas. Y entonces un vídeo con un gato tirando de la cadena tiene 40 millones de visitas. Eso nos dejó diciendo ¿qué estamos haciendo mal? Y un día, uno de nuestros compañeros dijo "tío, esto sería mucho más fácil si pudiéramos hacer a Joseph Kony famoso y la gente supiera quién es. No tendríamos que luchar tan duro para conseguir la atención sobre estos asuntos en Uganda". Esa fue la inspiración. Después de eso, nuestra meta fue hacer una película que pudieras ver on line, que fuera entretenida que contara la historia de un modo digerible. Y no teníamos ni idea de lo hambrienta que estaba la audiencia global de eso".
Y aquí estamos, hablando de este vídeo de autores e intenciones discutibles en lugar del del gato tirando de la cadena. Estos son algunos de los mecanismos de manipulación que he identificado en el vídeo, pero seguro que hay más:
- Hay una lucha entre el bien y el mal, que es un clásico de la narración desde Grecia. Para ayudar a identificarlo, el malo aparece hiperenfocado y hay sutiles referencias a Hitler para los despistados. Incita al altruismo compartido.
- La historia se va contando de lo cercano a lo general y usa la primera persona. Es una técnica clásica de la narración periodística, por ejemplo, porque promueve la atención y la credibilidad.
- Cierra con un llamamiento a la acción y una fecha de caducidad (2012). Como en las teletiendas: llama en los próximos 15 minutos y te regalaremos otra unidad.
- Hay niños por un tubo. Como los negritos no nos emocionan lo suficiente (si lo hicieran no estaríamos descubriendo Uganda en 2012), aparece uno rubio y monísimo que todos nos querríamos llevar a casa. El padre no es guapo pero tampoco está mal, un poco a lo Assange.
- La narrativa es muy moderna, por lo que la gente joven se puede sentir muy identificada con ella. Usa el lenguaje audiovisual del reality: hay fragmentos muy íntimos de la vida del protagonista que no se corta en enseñar. La linealidad de la historia se corta con flashbacks y flashforwards para mantener la mente atenta; en algunos momentos se copia el lenguaje contemporáneo de vídeos que han tenido éxito en internet (como cuando se cuenta a través de la página de facebook). Todos los logos, carteles y camisetas que aparecen han sido exquisitamente diseñados. Maneja óptimamente los ritmos de lo audivisual, con sus subidones, bajones, descansos... todo apoyado con música.
- Es autorreferencial como un virus: incluye memes dentro de sí mismo, hace constantes menciones a facebook, llama a la autorreplicación.
- Usa elementos que pirran a nuestro cerebro, como masas haciendo cosas a la vez, lanzando consignas, bailando y sintiendo emociones colectivas o primeros planos de personas mostrando emociones.
- Copia el lenguaje electoral y de campaña a lo Obama para llamar a la acción. También el lenguaje de guerrilla. La operación de empapelado de ciudades es calcada a la Paperstorm.
- Utiliza el argumento de autoridad que tan bien funciona en los anuncios y en los foros de internet (el señor de la corte internacional), documentos, etc.
- Usa famosos: Clooney, Gaga, Angelina... y ya sabemos que como espectadores/internautas nada nos pirra más que un famoso. Esta ha sido una de las claves más importantes de su expansión (desde la premiere del vídeo estuvieron presentes, y después, respondieron al llamamiento que se les realizó desde Twitter).
- Es largo. Eso (a priori un incoveniente) consigue que transmita la sensación de haber visto algo importante, un documental y no un anuncio (aunque todo se hubiera podido resumir en dos minutos).
- Todo está explicado para niños. Literalmente.
- Hay nacimientos, muertes, violencia, secuestros, mutilaciones, violaciones, todo muy épico. Sin embargo comienza y se cierra de forma tecnooptimista y el asunto del vídeo no se desvela hasta pasados 5 minutos. Lo duro va en rápidos flashes. Si ves el vídeo sin saber su objetivo, el efecto se multiplica. No es deprimente, sino que llama a la acción. Juega al "life changing", es decir, te cuenta algo que hasta entonces no sabías y que te hará ver las cosas de forma distinta desde entonces, que es otra de las claves de lo viral.
- Hace la pelota al receptor constantemente: vosotros podéis cambiarlo todo.
- Hay pulseras, soporte simbólico y viral donde los haya.
- Da unas instrucciones clarísimas: comparte, dona.
En resumen: el vídeo provoca una emoción que incita a la acción y a la replicación. Podría, por ejemplo, no provocar nada, o provocar tristeza, pero entonces no funcionaría. En palabras de uno de los autores:
"Hay un montón de buenos documentales ahí fuera que pintan una historia bien contada sobre lo que está mal en el mundo. Pero una de las cosas de los documentales de alta gama es que raramente proponen una respuesta, ellos solo articulan el problema bellamente. Y odiamos eso. Te dejan diciendo "Oh, vale, odio el fracking, ¿ahora que se supone que tengo que hacer?". Lo que hicimos fue pintar claridad moral y proporcionar pasos de acción directa. No hay créditos ni nada más. Presentamos el problema y entonces acabamos el film con tres pasos para ayudar a la gente a hacer un cambio. Eso resuena en la gente. El tercer paso es tan simple como compartir el film. La gente puede hacerlo".
La autora de la ya memética en sí misma foto de los autores del documental con armas del ejército sudanés en las manos ha hablado en una entrevista de la debilidad de la ONG por la manipulación emocional ("encuentro todos sus esfuerzos previos emocionalmente manipuladores, y todas las cosas que como periodista intento no ser").
La gente que más sabe de lo viral enseguida se ha puesto en guardia. "Investiga a fondo tus motivos. No reenvíes simplemente un vídeo aleatorio a un extraño porque un asesino de masas hace decir "triste" a un niño de cinco años. Aprende un poco sobre las complejidades de la región y las lucha en curso antes de abogar por la intervención militar directa", dice The Daily What. "El vídeo de Kony ha sido hecho por gente cuyas intenciones parecen buenas, incluso si su ideología y análisis pueden ser un poco simplistas. ¿Pero y si un video con antecedentes más siniestros obtuviera este tipo de impulso viral?, se preguntan en The Guardian.
Así que surge la duda de si este nuevo tipo de manipulación tan brutamente eficaz es ética aunque se realice por un buen fin. La pregunta de qué pasará cuando los malos aprendan a manejar estas técnicas, si es que no han aprendido ya. La necesidad de reflexión personal antes de sucubir al impulso físico e irracional (recuerda, proviene de una emoción) de darle al botón de compartir. El papel del periodismo contra la propaganda. Y, no menos importante, la cuestión de si es esperanzador o deprimente que los jovenes reaccionen así ante estos resortes: la mayoría de las visualizaciones las han realizado adolescentes norteamericanos.
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