Un reciente incremento en la abundancia de partículas en la parte alta de la atmósfera ha contrarrestado aproximadamente un tercio de la influencia real del calentamiento global debida al dióxido de carbono (CO2) durante la pasada década, de acuerdo con un estudio liderado por NOAA y publicado en la edición on-line de la revista Science.
En la estratosfera, kilómetros por encima de la superficie de la Tierra, pequeñas partículas aéreas reflejan la luz solar de vuelta al espacio, lo que lleva a un enfriamiento en el suelo. Estas partículas se conocen como “aerosoles”, y el nuevo artículo explora sus efectos recientes sobre el clima – las razones tras su incremento son tema de una investigación en curso.
“Desde el año 2000, los aerosoles estratosféricos han causado una tasa menor de calentamiento global de lo que se habría observado sin ellos”, dice John Daniel, físico del Laboratorio de Investigación de Sistemas Terrestres de NOAA (ESRL) en Boulder, Colorado y uno de los autores del nuevo estudio.
El nuevo estudio se centra en la última década, cuando la cantidad de aerosoles en la estratosfera ha permanecido en un estado “de fondo”, careciendo de grandes picos procedentes de las grandes erupciones volcánicas. Los autores analizaron medidas procedentes de varias fuentes independientes – satélites y varios tipos de instrumentos terrestres – y encontraron un definitivo incremento de los aerosoles estratosféricos desde 2000.
“Los aerosoles estratosféricos aumentaron sorprendentemente rápido en esa época, casi duplicándose durante la década”, comenta Daniel. “El incremento de los aerosoles desde 2000 implica un efecto de enfriamiento de aproximadamente 0,1 watts por metro cuadrado – suficiente para contrarrestar los 0,28 watts por metro cuadrado del efecto de calentamiento producido por el incremento de dióxido de carbono en ese mismo periodo”.
Las razones para el incremento en los aerosoles estratosféricos en esos 10 años no se comprende por completo y es tema de una investigación en curso, dice el coautor Ryan Neely, de la Universidad de Colorado y el Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales (CIRES). Los sospechosos probables son fuentes naturales – erupciones volcánicas más pequeñas – y/o actividades humanas, que podrían haber emitido gases que contenían azufre, tales como el dióxido de azufre, que reaccionan en la atmósfera para formar partículas de aerosoles reflectantes.
Daniel y sus colegas de NOAA, CIRES, la Universidad de Colorado, NASA y la Universidad de París, usaron un modelo climático para explorar cómo los cambios en el contenido de aerosoles en la estratosfera podrían afectar al cambio climático global – tanto en la pasada década como en el futuro. El equipo concluyó que los modelos pasan por alto un importante factor de enfriamiento si no tienen en cuenta la influencia de los aerosoles estratosféricos o no incluyen cambios recientes en los niveles de aerosoles estratosféricos.
Además, las temperaturas globales futuras dependerán de los aerosoles estratosféricos. El calentamiento por gases invernadero y aerosoles calculado para la próxima década puede variar casi en un factor de dos – dependiendo de si los aerosoles siguen aumentando al mismo ritmo que la pasada década, o si disminuyen a niveles muy bajos, tales como los que se experimentaron en 1960.
Si los niveles de aerosoles estratosféricos siguen aumentando, las temperaturas no aumentarán tan rápidamente, dice Ellsworth Dutton, también de NOAA ESRL y coautor del artículo. Inversamente, su los niveles de aerosoles estratosféricos bajan, las temperaturas aumentarían más rápidamente. Dutton y sus colegas usan el término “persistentemente variable” para describir cómo pueden cambiar los niveles de fondo de los aerosoles en la atmósfera terrestre de una década a la siguiente, incluso en ausencia de gran actividad volcánica.
Finalmente, incorporando las subidas y bajadas de los aerosoles estratosféricos, los modelos climáticos serán capaces de dar no sólo una mejor estimación del futuro cambio climático, sino también mejores explicaciones de los pasados cambios en el clima.
“Los aerosoles estratosféricos de fondo son un jugador más importante de lo que pensábamos”, señala Daniel. “La última década nos ha demostrado que no se necesita una erupción volcánica extremadamente grande para que estos aerosoles sean importantes para el clima”.
Artículo traducido y posteado en Ciencia Kanija, el original se publicó en NOAA.