martes, 30 de octubre de 2012

Cosas que podemos aprender de cómo la telefonía móvil está cambiando las cosas en África



A menudo cuando se menciona la brecha digital se tiende a pensar en países en desarrollo en los que el acceso a las tecnologías es complicado cuando no imposible.

Pero muchas veces olvidamos que en el primer mundo hay regiones en las que cosas como el acceso a Internet no están garantizadas, ni mucho menos, o en las que ciertos servicios como el acceso a los sistemas de salud públicos se complican para personas que viven en lugares remotos.

Pero la cada vez mayor implantación de la telefonía móvil en África está demostrando que las cosas pueden cambiar mucho de formas un tanto insospechadas, reduciendo esta brecha digital.
Una de las primeras cosas que el uso de móviles ha potenciado es el sistema bancario de algunos de los países, haciendo que muchas personas que antes tan siquiera tenían una cuenta bancaria ahora usen el móvil para pagar sus facturas, realizar pagos a otros usuarios, comprar comida, y enviar dinero a parientes en el exterior.

Otra de las cosas en la que los móviles se han demostrado increíblemente útiles es en el campo del activismo ciudadano, aún a pesar de los intentos de gobiernos autoritarios de controlar estas redes de comunicaciones.

La educación también está cambiando gracias a la distribución de materiales de estudio y de refuerzo adaptados a los teléfonos móviles, más baratos que los ordenadores, aunque los tablets también tienen pinta de que van a jugar un papel importante; el contacto con profesores y otros estudiantes a través de los móviles también es una novedad importantísima.

El entretenimiento, y no es una sorpresa, es uno de los principales motores que llevan a los habitantes de África a usar los móviles, para compartir canciones, fotos y vídeos, escuchar la radio, votar en reality shows, etc. La creación de contenidos específicos para estas plataformas está convirtiéndose en una industria que mueve millones de dólares. Facebook, Twitter, y similares también son muy populares.

En una nota más seria, el uso de los móviles ha demostrado ser especialmente útil a la hora de reestablecer el contacto con familiares y amigos con los que se ha perdido el contacto tras algún tipo de desastre, ya sea natural o fabricado por el hombre, bien pasando mensajes entre usuarios o bien gracias a bases de datos en línea.

La agricultura también se ha visto beneficiada pues los agricultores pueden compartir información acerca de la meteorología, precios de mercado, subvenciones disponibles, etc.
Finalmente, la salud también es una gran beneficiaria de todos estos cambios, ya sea mediante cosas aparentemente tan simples como un SMS para recordar a un paciente una cita con un médico como para ayudarle a encontrar el centro de salud más cercano en caso de necesidad; también la idea de un servicio que permite comprobar mediante un SMS si un medicamento es una falsificación o no contribuye a salvar vidas.

Lo curioso de todo esto es que, como ha sucedido en muchas otras ocasiones, estos usos de la tecnología no responden a un plan preestablecido.

En realidad el despliegue de tecnología móvil en países en desarrollo o del tercer mundo comenzó como una alternativa más práctica y económica al tendido de grandes redes de cable, que eran un objetivo muy goloso para los ladrones.

Pero lo mejor es que esas lecciones aprendidas en África, un continente que no es conocido precisamente por sus magníficas infraestructuras de comunicaciones, probablemente pueden servirnos para darle una vuelta a como hacemos las cosas aquí.

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