jueves, 19 de noviembre de 2009

Los Guardianes del Himalaya

NOTA DEL AUTOR: Déjate guiar por la música con los ojos cerrados. Que sea otro quien te lea la historia. Siente como vuelas... vuela alto, como nunca lo has hecho...




Cierra tus ojos. Eres un águila blanca, la más hermosa que jamás podrá llegar a ver el hombre. Te impulsas suavemente dejando que el aire despliegue por completo tu precioso plumaje urdido por adiestrados sastres. Te elevas surcando el horizonte cada vez más rápido, sintiendo el cielo expandirse por todo tu volátil cuerpo. Eres libre, y no temes tu libertad. Diriges tus ojos hacia la tierra que sobrevuelas: un precioso decorado de cumbres nevadas emerge entre nubes de blanco marfil. La gigantesca cordillera del Himalaya se alza bajo tus alas. Siguiendo el ritmo que te marca el viento, vas planeando y oscilando sigilosamente tu vuelo sobre descomunales gigantes de roca cubiertos de nieve incólume que la naturaleza decidió colocar aquí. Tan bello es el paisaje que temes pestañear y perderte cualquier ínfimo detalle de tal sublime creación divina.

Ahora miras hacia atrás. Observas como otras águilas te acompañan en tu viaje. Tú las guías porque ellas confían en ti. Murió entre tus brazos sin que pudieras hacer nada, y tu última promesa antes de que su rostro se apagara para siempre fue dedicarle una última ascensión: el Everest. Noble valor que ya había sido reconocido por tu país, Polonia. Fuiste un héroe para los polacos en la Gran Guerra. Ayudaste a salvar muchas vidas, pero no pudiste hacer nada por la de la persona que más querías... Sientes como el resto de águilas te miran con ternura. Ellas conocen bien tu historia, pero no se entristecen pues saben que ahora tu misión es igualmente honorable. Todas las almas de los montañeros surcaís ahora, contigo a la cabeza, el gran Himalaya. Guiáis a los que fueron como vosotros en vida, deseándoles lo que no pudisteis conseguir: regresar con vida. Sois los ancestrales guardianes del Himalaya.

Ves a lo lejos emerger entre las nubes una cumbre. El techo del mundo, el Everest. Codiciada y trágica cima para muchos. Un loco sinsentido del hombre cara a cara contra la naturaleza para otros. Extrañas y misteriosas fuerzas que claman la superación de mirar desde allí arriba. Intuyes una figura aparentemente humana en lo alto de la cima. Te aproximas acompasadamente, sin prisa. Hay un Lama aguardando tu llegada. Tiene su brazo derecho extendido esperando a que te poses en él. Te frenas habilidosamente con tus alas y, desde allí, una vez posado, contempláis serenos la belleza del paisaje. El Lama te protege y cuida. Comienza a anochecer y un manto de estrellas acude a vuestra llamada. Un día más termina. En ese instante, una magia desconocida por el hombre os hace desaparecer inexplicablemente entre el cielo y la Gran cima...

2 comentarios:

  1. Sentirse pájaro para encontrar la paz. Me gusta :)

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  2. Sin palabras Felix.. Simplemente emocion.. Y nada mas..

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Gracias por comentar mi publicación!!